Este artículo fue publicado originalmente por el Centro de Periodismo Investigativo. Hace parte de la serie de reportajes "Caribeños en riesgo por la invasión del sargazo".
En el tranquilo pueblo costero de Capesterre, en la isla Marie-Galante de Guadalupe, el 18 de abril de 2023, la Asociación de Monitoreo de Calidad del Aire, Gwad’Air, emitió una “alerta roja” para advertir a la gente que se alejara de las zonas costeras.
La causa: el sargazo. Después de haber llegado durante días a la costa, esas algas flotantes se descomponían en la playa y emitían un nivel peligroso de ácido sulfhídrico, un gas cuyo olor a huevos podridos puede afectar la salud de quienes lo aspiran por periodos extensos.
El problema no era nuevo para los residentes de Marie-Galante, una tranquila isla agrícola de 11,000 habitantes que forma parte de la reserva de la biosfera de Guadalupe.
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Desde las primeras acumulaciones masivas ocurridas hace más de diez años, la descomposición del sargazo ha afectado con frecuencia a los residentes y turistas, y ha obligado a varios negocios y restaurantes a cerrar sus puertas por meses.
Entre esos propietarios que luchan por sobrevivir están las hermanas Marie-Louise y Lyselène Bade, quienes recientemente cerraron su pequeño hotel Le Soleil Levant.
Marie-Louise Bade es la dueña del pequeño hotel Le Soleil Levant, que tuvo que cerrar debido a la invasión de sargazo en Guadalupe.
Foto cortesía de Marie-Louise Bade
Aunque todavía tienen una panadería y una tienda de comestibles que heredaron de su madre, Marie-Louise contó que un técnico de Gwad’Air recientemente le hizo una pregunta preocupante: “¿Cómo se las arregla para quedarse aquí?”
A menudo ella se pregunta lo mismo.
“Me encanta usar bisutería, pero ahora no puedo. Mi piel no la aguanta por más de un cuarto de hora. Se oxida y me pica la piel. Cuando ves lo que [el sargazo] le hace a los equipos eléctricos y al metal, te preguntas qué le hace a tu cuerpo por dentro, a tus pulmones”, dijo.
Según Marie-Louise Bade, desde que el sargazo aumentó en Guadalupe, los muebles y artefactos de hierro comenzaron a corroerse más rápidamente.
Foto por Olivia Losbar | RCI Guadeloupe
Gracias a investigaciones recientes realizadas en el Caribe francés, donde gran parte de la población ha luchado con problemas similares a los de Marie-Galante, los científicos ahora pueden responder mejor a esa pregunta.
Pintan un panorama sombrío. Sus estudios sugieren que los gases del ácido sulfhídrico y del amoníaco liberados por el sargazo en descomposición pueden poner en peligro a mujeres embarazadas, exacerbar problemas respiratorios, y causar dolores de cabeza y pérdida de la memoria, entre otros problemas graves de salud.
Pero esta información no ha sido suficiente para proteger a Bade y a muchos otros residentes de Guadalupe.
Aún cuando el Caribe francés se ha convertido en un líder regional en la lucha contra el sargazo, investigadores como el doctor Dabor Resiere, residente en Martinica, dicen que los esfuerzos de respuesta allí se han quedado cortos.
Como consecuencia, muchos residentes con regularidad enfrentan riesgos de salud peligrosos. Mientras tanto, el Gobierno francés ha recurrido al escenario mundial para pedir una respuesta internacional para enfrentar el sargazo como un problema global.
“Brote de intoxicación en el aire”
Para el 2018, cuando se produjo una afluencia récord de sargazo a las costas del Caribe, se conocieron mucho mejor los efectos que tienen sobre la salud humana las algas marinas en descomposición. En diciembre de ese año, en Martinica, un grupo de investigadores del sargazo emitió una advertencia severa.
En una carta publicada en la revista médica The Lancet, señalaron que los médicos de Martinica y Guadalupe (islas francesas con una población combinada de casi 800,000 habitantes) recientemente habían registrado más de 11,000 casos de toxicidad aguda por sargazo durante un período de ocho meses. Entre ellos se encontraban tres casos ingresados a cuidados intensivos.
“Para mitigar este brote emergente de intoxicación aérea, el gobierno francés ya ha prometido 10 millones de euros [USD $10,835,600] para suministrar equipos que eliminen las algas en 48 horas, controlar las concentraciones del ácido sulfhídrico en las costas afectadas, entrenar médicos, y asignar expertos en toxicología a las zonas afectadas”, escribieron en la revista el doctor Resiere y otros 10 investigadores que residen en Martinica y Francia.
“A pesar de este encomiable primer esfuerzo del Gobierno francés, se debe discutir urgentemente a nivel internacional un plan de mitigación para abordar esta enigmática invasión de sargazo, para impulsar la investigación marina, aunar recursos y consolidar las prioridades políticas locales”, recomendó Resiere.
El Gobierno francés — el cual por décadas ha luchado contra la llegada de las algas a sus costas europeas — ha lanzado dos planes nacionales sobre el sargazo, financiados con $26 millones entre 2018 y 2022, y $40 millones en el periodo de 2022 al 2026. Esto, además de otra suma millonaria invertida por las autoridades locales en operaciones de recogido de sargazo, y la adquisición de equipos especiales para esa tarea.
Como resultado, las islas francesas de Guadalupe, Martinica, San Martín y San Bartolomé han lanzado algunos de los esfuerzos de respuesta más amplios en el Caribe en los últimos años. Además de la investigación en curso, estos esfuerzos han incluido programas de monitoreo de la calidad del aire, iniciativas de limpieza y una de las pocas estrategias de respuesta nacional que ha sido adoptada oficialmente por el Gobierno.
En el 2019, Guadalupe también fue sede de la primera Conferencia Internacional del Sargazo, donde la Región de Guadalupe — en asociación con el Gobierno francés, la Agencia Nacional de Investigación de Francia, y dos agencias brasileñas — lanzó una convocatoria para subvencionar proyectos con apoyo financiero de la Unión Europea y otras fuentes.
Este esfuerzo, en definitiva, financió 12 proyectos — cuyos resultados se presentaron el 28 de febrero de 2024 — como parte del Plan Nacional de Prevención y Control del Sargazo. Además de investigar el ciclo de las algas y los efectos ambientales del sargazo, estos proyectos también han investigado los impactos en la salud.
Uno de los resultados fue el proyecto SargaCare, que dio lugar a un estudio realizado en julio de 2022 en más de 3,000 mujeres embarazadas en Martinica, y que arrojó evidencia de un mayor riesgo de la potencialmente mortal preeclampsia en mujeres embarazadas expuestas a emanaciones de sargazo. La preeclampsia puede generar presión arterial alta y niveles altos de proteína en la orina que indiquen daño renal u otros signos de daño en los órganos.
Un estudio posterior de SargaCare sugiere que la exposición prolongada a las emanaciones del sargazo aumenta el riesgo de que los pacientes desarrollen apnea del sueño.
“La situación se mantuvo sin cambios”
Pero, a pesar de este trabajo, los investigadores del área de la salud han advertido que los esfuerzos de respuesta no se han mantenido al ritmo del problema en el Caribe francés o en la región en general.
Más de cuatro años después de su advertencia publicada en The Lancet, el doctor Resiere y siete colegas amplificaron sus denuncias en una carta publicada en marzo de 2023 en el Journal of Global Health.
En Guadalupe y Martinica, escribieron, “la situación se mantuvo sin cambios. A pesar de los planes del Gobierno francés para abordar el problema del sargazo, estas algas tóxicas continúan inundando las costas de Martinica, Guadalupe y la Guyana Francesa, en volúmenes cada vez mayores”.
La pandemia del COVID-19 fue en parte responsable de la inacción porque el manejo de la emergencia salubrista consumió los recursos sanitarios, afirmaron. Pero también señalaron la ausencia de una respuesta sanitaria regional coordinada, y advirtieron que los gobiernos caribeños, ansiosos por reactivar sus economías turísticas post-pandémicas, podrían inclinarse a restar importancia al problema del sargazo.
“El público sigue viéndose adversamente afectado, algunos han vendido sus casas de ensueño, las cuales se están volviendo inhabitables, otros han abandonado sus escuelas y lugares de trabajo por falta de una solución a esta plaga”, escribieron los investigadores. “Es urgente ayudar a estas familias quienes, además de sufrir las consecuencias a la salud debido a las emanaciones significativas de ácido sulfhídrico, tienen que soportar las consecuencias materiales, viéndose a menudo obligadas a sustituir todos sus electrodomésticos o los objetos metálicos de sus casas”, añadieron.
Temporada 2023
Cuando se publicó la carta de los investigadores en marzo de 2023, una nueva temporada de sargazo ya estaba causando problemas de salud en todo el Caribe francés.
A finales de enero de ese año, una mujer de 59 años fue atendida por los servicios de emergencia por toxicidad aguda después de participar en una limpieza de sargazo en la playa de Tartane en Trinité, Martinica.
El 2 de marzo, el municipio martiniqués de Le Robert cerró parcialmente la escuela Four à Chaux, debido a la alta exposición al gas liberado por el sargazo.
Los botes flotan en el sargazo frente a la playa de Batelière en Schoelcher, Martinica, el 12 de septiembre de 2023.
Foto por Jacques Dijon | RCI Guadeloupe
Y cuando se activó la alerta de contaminación del aire en la zona de la laguna Saint-François de Guadalupe el 15 de septiembre, se pidió a la gente que se alejaran de una zona poblada del puerto que alberga hoteles, restaurantes y empresas turísticas que ofrecen actividades acuáticas.
Marie-Galante
A pesar de los daños que provoca el sargazo cada vez que llega a Marie-Galante, Marie-Louise Bade sigue luchando y mantiene sus negocios en su isla, donde la economía depende del turismo, la pesca, los cultivos de caña de azúcar y plátano, y una destilería de ron.
“He tenido que aguantar esto durante 11 años”, dijo Bade, quien se hace llamar “Malou”. “Por 11 años, cada vez que abro las puertas pienso: ‘Dios mío, ¿qué otro electrodoméstico se va a dañar esta mañana?’ Por mucho que reparemos, limpiemos, las paredes se tornan grises. Las algas corroen todas las tuberías… Y así, todo está destruido y hay filtraciones todo el tiempo”, lamentó.
Los turistas, dijo, dejaron de llegar.
“Ya no puedo alquilar las habitaciones”, contó Bade. “La gente abre las ventanas y tiene una vista del sargazo. También está el hedor. Y en las paredes, las tuberías, el aire acondicionado: todo se pone negro”.
Una cantidad abundante de sargazo saturó las costas de playa de Batelière, en Martinica, el 12 de septiembre de 2023.
Foto por Jacques Dijon | RCI Guadeloupe
Su salud también se ha visto afectada.
Bade describió picazón continua, pequeños granos que aparecen en su piel, problemas de visión y problemas respiratorios que ahora la obligan a tomar medicamentos para el asma.
Los esfuerzos gubernamentales no se han traducido en alivio en su vida cotidiana, aseguró. Hace unos dos años, por ejemplo, la agencia regional de salud de Guadalupe distribuyó cuestionarios sobre el tema durante aproximadamente un mes. Pero desde entonces, dijo, no se ha tomado ninguna medida de seguimiento, hasta donde ella sabe.
La empresaria destacó que el médico del pueblo monitorea periódicamente los efectos del sargazo en la salud de la población y les insta a que vayan a consultarlo cada tres meses.
En agosto del año pasado, los residentes tuvieron un breve respiro cuando se instalaron barreras en alta mar con la esperanza de evitar que las algas llegaran a la playa.
Por un tiempo, la solución funcionó, según el alcalde de la ciudad Jean-Claude Maes. Los residentes comenzaron a caminar nuevamente a lo largo de la costa como no lo habían hecho en años, y algunos empresarios decidieron establecer nuevos negocios.
Pero el respiro duró poco: las barreras fueron arrastradas en octubre pasado por las marejadas provocadas por el huracán Tammy. Los planes para reinstalarlas en diciembre aún no se han materializado.
El año pasado se instaló una barrera antisargazo para proteger la playa de La Feuillère en Capesterre de Marie-Galante, pero sufrió daños por el huracán Tammy en octubre. El 1 de diciembre de 2023, yacía en la costa esperando ser arreglada.
Foto por Olivia Losbar | RCI Guadeloupe
Aunque estas responsabilidades normalmente recaen en los pueblos y ciudades, el Gobierno francés decidió asumir el 80% del costo de la lucha contra el sargazo. Pero el alcalde dijo que el financiamiento tardó en llegar el año pasado.
“Irritación y ansiedad”
El profesor Dabor Resiere, investigador del sargazo y jefe de departamento del Hospital Universitario de Martinica, dijo que estudios anteriores se centraron mayormente en los efectos de la toxicidad aguda causada por los altos niveles de los gases del sargazo.
Pero hay escasez de información sobre la toxicidad crónica en dosis más bajas, advirtió. Para obtener más información, el profesor y su equipo visitan pacientes sobre el terreno como parte de un programa de seguimiento del Hospital Universitario de Martinica. El plan es exportar pronto ese programa de visitas a Guadalupe, Santa Lucía y otras islas.
“No sabemos sobre el residente promedio que vive cerca de un lugar de acumulación y que recibe una pequeña cantidad de [exposición al gas que produce el sargazo] todos los días”, dijo Resiere. “Podemos ver que la mayoría de estos pacientes siguen teniendo problemas para dormir, siguen teniendo fatiga generalizada, siguen teniendo conjuntivitis, irritación y ansiedad. Esta ansiedad, este síndrome depresivo: todos estos síntomas que observamos en los pacientes. Pero ahora necesitamos demostrarlo científicamente”, expuso.
También continúan otras investigaciones. Después de que en febrero pasado se presentaran los resultados de la convocatoria de proyectos de 2019, la Región de Guadalupe y sus socios lanzaron una nueva convocatoria de proyectos. Esta ronda continuará estudiando los impactos en la salud, además de abordar otros temas, incluyendo los efectos del sargazo en los ecosistemas marinos y las condiciones hidrodinámicas (movimientos del agua) que afectan la proliferación de las algas.
Pero en Marie-Galante, Bade y su hermana tienen preocupaciones más inmediatas.
Actualmente, los techos metálicos de sus negocios tienen goteras debido a agujeros que ellas achacan a la corrosión provocada por los gases del sargazo. Pero, están reacias a invertir en reparaciones mientras sigan enfrentando una incertidumbre contínua.
A pesar de los riesgos, no tienen planes de irse. Para Bade, es inconcebible el cierre del negocio que le legó su madre, en el que ella y su hermana crecieron.
“¿Qué sería de la ciudad sin una panadería?”, preguntó.
Esta investigación es el resultado de una beca concedida por el Instituto de Formación Periodística del Centro de Periodismo Investigativo y fue posible en parte por el apoyo de la Open Society Foundations.
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