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Cómo el trabajo de la justicia ambiental afecta a las personas de color

Desde la discriminación y la falta de diversidad del personal hasta ser testigo de cómo se perjudica a comunidades como la suya, el trabajo por la justicia ambiental es una lucha emocional y física.

Soy una mujer negra con un doctorado en salud ambiental. Durante seis años, fui la única estudiante de doctorado negra en mi departamento.


En la vida de posgrado, mi red cercana de profesionales negros en el campo del medio ambiente es ahora ligeramente mayor. Ha crecido de uno a cuatro.

Examinamos los nuevos productos de belleza "limpios", transmitimos podcasts interesantes y ampliamos nuestras conexiones profesionales. Y lo que es más importante, proporcionamos un espacio seguro para debatir cuestiones relacionadas con el lugar de trabajo.

En una conversación reciente, Danielle (nombre ficticio), una abogada cuya práctica se centra en la interrelación entre la justicia ambiental y el derecho, estaba compartiendo sus últimas dificultades como mujer de color en una organización medioambiental. Le apasiona su trabajo, pero el maltrato en el lugar de trabajo la estaba dejando mental y emocionalmente agotada y le hacía preguntarse si tenía futuro en esa organización.

Las dificultades a las que se enfrentan las personas de color en el trabajo están bien documentadas y son generalizadas, y a menudo comienzan incluso antes de ser contratadas. Los nombres que suenan a blancos y los solicitantes de piel más clara suelen tener más éxito a la hora de ser contratados. Una vez contratados, el trabajo diario puede implicar lidiar con microagresiones, manipulaciones y con la vigilancia del tono. El resultado es un entorno en el que las personas de color se sienten incómodas e inseguras. No es de extrañar que menos mujeres negras estuvieran interesadas en regresar a la oficina que sus homólogas blancas después de más de un año de trabajo a distancia debido al COVID-19.

Este ensayo también está disponible en inglés

El tema de la justicia ambiental en sí mismo puede afectar a las personas de color que trabajan en estos temas. Abogar por las comunidades perjudicadas por las políticas ambientales puede ser difícil, especialmente si se es miembro de esa comunidad. El trabajo se vuelve más desafiante si la cultura del lugar de trabajo no respeta a las personas de color o no ve valor en el trabajo de la justicia ambiental. La combinación de un entorno de trabajo racialmente estresante, más la pesadez de la conexión emocional con el trabajo, puede dejar al personal de color con dificultades, tanto emocionales como físicas.

Al final de la conversación, Danielle preguntó: "¿pero a dónde iría?".

Abordar el racismo en las organizaciones medioambientales

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Huelga climática y marcha en Pittsburgh el 24 de septiembre de 2021 (Crédito: Mark Dixon/flickr)

Como joven científica en el último año de mi formación postdoctoral, me planteo una pregunta similar. Tengo años de experiencia investigando cómo las sustancias químicas en los productos de consumo afectan negativamente a la salud humana y, en mi trabajo actual, me centro en cómo estas sustancias químicas afectan desproporcionadamente a las personas de color. Aunque todavía estoy decidiendo cuáles serán mis próximos pasos profesionales, espero que mi investigación contribuya y apoye el trabajo de defensa que prioriza la seguridad química y la justicia ambiental.

No puedo evitar preguntarme si las luchas de Danielle eventualmente serán las mías. El año pasado, el país se vio obligado a reconciliarse con su historia racista. Si bien muchas organizaciones y agencias medioambientales -como las organizaciones sin fines de lucro y las agencias federales y estatales- abordan ahora el racismo ambiental en su trabajo, esto no siempre se transmite inmediatamente a los empleados y a las culturas del lugar de trabajo. Al observar a estos posibles empleadores, me cuestiono si la cultura interna ha cambiado. Me pregunto cómo me involucraría en el trabajo de justicia ambiental mientras navego por la incómoda realidad de la discriminación en mi futuro lugar de trabajo.

La Dra. Jill Lindsey Harrison, socióloga especializada en justicia ambiental, describe en su libro "From the Inside Out" cómo la cultura de las agencias estadounidenses obstaculiza el trabajo de justicia ambiental. Harrison entrevistó al personal de múltiples agencias medioambientales que operan en los niveles federal, estatal y local de gobierno -desde la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos hasta agencias municipales con programas de justicia ambiental- y descubrió que su trabajo se ve a veces obstaculizado por sus propios colegas. Por ejemplo, las propuestas de trabajo de justicia ambiental o las recomendaciones del personal de justicia ambiental fueron desestimadas o ignoradas por estar fuera de la identidad o la agenda de la agencia. En otros casos, el personal criticó las reformas de justicia ambiental utilizando "argumentos prejuiciosos" que sugieren que las comunidades de clase trabajadora y las comunidades históricamente excluidas no merecen los beneficios de los programas de justicia ambiental. Aunque el trabajo de Harrison no es más que una panorámica, es fácil ver cómo esta cultura puede resultar desalentadora, incómoda y aislante para el personal de color.

Identificar estos entornos de trabajo poco saludables durante la búsqueda de empleo es difícil. Aunque no siempre es fácil reconocer un entorno de trabajo tóxico, ver una falta de diversidad entre el personal o la dirección es una bandera roja para mí. A pesar de que las organizaciones medioambientales contratan a más personas de color, el sector sigue teniendo una gran falta de diversidad. Hay una mayor rotación de personas de color en las organizaciones medioambientales. Un informe reciente mostraba que el personal de color de las organizaciones medioambientales sentía que tenía menos oportunidades de desarrollo y promoción en sus puestos de trabajo, lo que les hacía sentirse más inclinados a abandonar la organización. Contratar sin comprometerse con las prácticas inclusivas significa que las organizaciones no están haciendo un progreso significativo hacia el tema de la diversidad, especialmente en los niveles de liderazgo.

El costo emocional del trabajo de la justicia ambiental

Abordar el racismo está actualmente en la palestra del campo de la salud ambiental, por primera vez en mucho tiempo. Por ejemplo, esta pasada primavera el administrador de la Agencia de Protección Ambiental, Michael S. Regan, ordenó a todas las oficinas que integraran la justicia ambiental en todas las acciones y planes de la agencia. Esto significa que los abogados tienen el mandato de responsabilizar a los contaminadores por las infracciones medioambientales contra las comunidades excesivamente contaminadas, y que los científicos deben tener en cuenta todos los aspectos de una comunidad al evaluar los impactos sobre la salud.

Para las personas de color encargadas de hacer este trabajo, imagino que es algo personal. Las comunidades sobrecargadas por la contaminación suelen ser mayoritariamente negras y morenas. Por ello, las personas de color que integran la justicia ambiental en su trabajo pueden sentirse emocionalmente implicadas porque se sienten identificadas. En mi anterior trabajo como consultora de salud ambiental, a menudo trabajaba en casos de daños tóxicos, en los que una persona o un grupo de personas buscaban una acción legal después de que la exposición a una sustancia química en un producto les hiciera enfermar. La empresa para la que trabajaba solía estar contratada por los demandados, normalmente la empresa o el fabricante del producto. Cuando los demandantes eran personas de comunidades marginadas, a menudo me sentía en conflicto e incómoda. Al final decliné las invitaciones a trabajar en estos proyectos para evitarme el estrés.

Mi amiga Danielle describió cómo sus colegas menospreciaban su trabajo enfocado en las comunidades sobrecontaminadas y ponían los ojos en blanco y suspiraban cuando ella preguntaba sobre la contratación de más abogados de color. Expresó lo agradecida que estaba de no trabajar en su ciudad natal, Nueva York, porque el desprecio del personal se sentiría como un ataque a la comunidad en la que creció, un ataque que teme que no sería capaz de manejar. El estrés de tratar de promover la justicia ambiental mientras se hace frente a la intolerancia y la discriminación pasa factura.

Balanceando el trabajo y el bienestar

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Marcha moral en Raleigh, Carolina del Norte, 2014 (Crédito: Stephen Melkisethian/flickr)

Cuando pienso en la situación única a la que se enfrenta el personal de color de la justicia ambiental, pienso en el desgaste, que es la forma en que la adversidad social o económica y la marginación política repetidas pueden llevar a un envejecimiento prematuro y problemas de salud para las personas negras. Se trata del desgaste combinado del cuerpo como resultado de repetidos factores de estresantes, como que te confundan con el personal de limpieza de la empresa o que te digan que eres "tan bien hablado" después de terminar una presentación ante tu departamento. Los investigadores pueden medir este estrés mediante marcadores como la presión arterial, el índice de masa corporal o los niveles de proteínas que indican inflamación. El desgaste puede explicar, en parte, por qué la población negra experimenta tasas desproporcionadamente más altas de enfermedades cardíacas, hipertensión y obesidad.

Los problemas a los que se enfrenta el personal de color dedicado a la justicia ambiental van más allá del estrés laboral normal debido a lo personalmente entrelazada que está la discriminación con la motivación de su trabajo: todo se convierte en algo personal. Y es por eso que permanecer en un trabajo como ese se siente bien, a pesar de los desafíos. Elegí este campo porque creo que todo el mundo tiene derecho a lugares seguros y limpios donde vivir y trabajar.

Volviendo a la pregunta de Danielle, ¿dónde podría trabajar y no enfrentarse a estos problemas? Esa es una pregunta para la que no tengo ninguna respuesta, pero es una pregunta importante.

La decisión para nosotras y otras personas de color es complicada: ¿cómo equilibramos nuestra propia seguridad y bienestar personal con el impulso de perseguir la justicia ambiental?

Lariah Edwards es una científica postdoctoral que trabaja conjuntamente en la George Washington School of Public Health (GWSPH) y el Environmental Defense Fund (EDF). Puede contactarse con ella en Linkedin o en @lariah_e.


Este artículo ha sido elaborado gracias a la beca Agentes de Cambio en la Justicia Ambiental (Agents of Change in Environmental Justice). Agentes de Cambio (Agents of Change) empodera a líderes emergentes de entornos históricamente excluidos en la ciencia y la academia para replantear soluciones para un planeta justo y saludable.

Fotografía del encabezado: Marcha contra la injusticia climática en las conversaciones sobre el clima de la COP25 en Madrid, 2019 (Crédito: Amigos de la Tierra Internacional/flickr)

About the author(s):

Lariah  Edwards
Lariah Edwards
Associate Research Scientist in the Department of Environmental Health Sciences at Columbia University Mailman School of Public Health.

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